Arquitectura moderna: Gasolinera El Rebollet – Oliva
La Carretera Nacional 332 fue en su momento una arteria vital para la costa mediterránea y alrededor de ella se generaron distintos tipos de comercio y negocio, servicios principalmente destinados al viajero en tránsito.
Una carretera que en muchas zonas discurre rodeada de naranjos, como en su llegada a la ciudad de Oliva, nucleo urbano que quedaba dividido en dos al cruzar la población. Y es aquí en su salida Norte, donde se ubica la Estación de Servicio El Rebollet.
Muchos la conocemos y tal vez no valoramos el ingenio de la obra, ya que el tiempo ha mimetizado el conjunto en su entorno. Pero es importante abstraerse un poco de todo para poder ver esta original gasolinera ideada por el arquitecto Juan de Haro Piñar a principios de los años sesenta.
Miguel Just e Hijos fue la empresa que hace ya medio siglo puso en marcha el negocio de “ El Rebollet”, innovando no sólo en su arquitectura sino también en su gestión al contratar a mujeres para atender la estación.
Fue el 8 de septiembre de 1962 cuando se inauguró la gasolinera por las autoridades del momento con bendición incluida.
La estación de servicio se compone de tres zonas diferenciadas, por un lado la de repostaje, cubierta por cinco marquesinas fungiformes de hormigón que a diferentes alturas protegen a los clientes de sol o la lluvia.
Por otro lado la estructura posterior en forma de paraboloide hiperbólico, también en hormigón, con parte cerrada como zona de caja y servicios, y parte abierta para uso de lavadero.
La tercera parte del recinto, un poco más alejado de la estación, con una planta con formas redondeadas y cerramiento de muro cortina que albergaba en su momento la cafetería y el restaurante.
Es la única parte del conjunto que hoy en día se encuentra abandonada y de la cual la foto de Manuel Sanchís Serrano “ Finezas” muestra su momento de esplendor.
A pesar de los años que han pasado desde su construcción, la Estación de El Rebollet es un ejemplo de buen hacer constructivo, que en parte hoy sigue manteniendo su encanto y sigue siendo un edificio característico de la población de Oliva.
Un eco en nuestro país de la arquitectura googie estadounidense, nacida al amparo de la cultura del automóvil al sur de California en los años 1940 y que reino hasta mediados de los años sesenta.
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