Sin esfuerzo no hay recompensa.

Sin esfuerzo no hay recompensa.

Esa es nuestra máxima día a día en nuestros proyectos, pero en este caso no vamos a hablar de diseño, ni de interiorismo, pero sí de esfuerzo.

Y con vuestro permiso lo vamos a trasladar del estudio a un caso singular como es el de una carrera de montaña. Y es que esta vez nos hemos decidido a disputar un trail de montaña en la sierra del Segura en su primera edición. Acompañado de mi buen amigo Tino, (compañero de gestas alpinas) nos apuntamos en la modalidad de equipo a la QUIXOTE LEGEND CHALLENGE prueba de 50 km por montaña con salida en la ciudad de Yeste y llegada en Riopar.

Salimos el viernes por la tarde para llegar a Yeste, recogimos el dorsal, preparativos, cena y a dormir. A las 6 de la mañana hay que levantarse, equiparse, bajar a desayunar, y a las 7:30 estamos en el polideportivo . A las 8:00 la alcaldesa de Yeste nos da la salida, momento de emoción, ahora ya no hay vuelta atrás. Cruzamos Yeste para subir una pequeña ladera y tomar dirección noroeste adentrándonos en la sierra. Pasamos por dos aldeas típicas de la zona para llegar al primer descenso y después del primer avituallamiento empezar el ascenso al pico Argel; ascenso largo y tendido.

Y de nuevo largo descenso para llegar al nacimiento del Río Mundo, después de 35 km volvemos a la civilización, avituallamiento en el km 39 y salimos para afrontar los últimos 11 km con el ascenso al Pico Padroncillo. No sabemos lo que nos espera, pero antes, al cruzar una carretera nos hace coincidir en ese momento con nuestro buen amigo Modesto Moreno.

 

Casualidades de la vida, nos abrazamos, inmortalizamos el momento y para arriba. Subida durísima a estas alturas de carrera, llegamos a las antenas, y seguimos por la cresta, ya vemos Riopar pero aún queda. Descenso, unos cuantos kilómetros entre bosques y meta en  Riopar.

Abrazos, cansancio, recompensa por haber llegado y clasificados en cuarto lugar en la modalidad por equipos. Hemos pasado momentos duros, sobre todo a partir del km 25; amagos de calambres en las piernas, problemas en los pies, dolor en el estómago…

Siete horas y doce minutos dan para mucho, parece que ha pasado una eternidad.

Un buen “reset” para el lunes estar de nuevo trabajando con la cabeza un poco mas despejada. Y ahora, a por la próxima meta. Sabemos que costará, pero nadie dijo que iba a ser fácil ; )